sábado, 11 de septiembre de 2010

La vida en la memoria...(41)

41

Antonio Canals,el amigo de infancia de mi padre,vino a Varsovia unos días después del entierro de Lía,se lo pedí yo,porque me encontraba verdaderamente mal,le llamé por teléfono:
-¿Antonio?,oye,soy Juan...
-Que tal,Juan,como te va...
-De eso quería hablarte,el otro día hemos enterrado a mi hija y mi mujer está en el hospital..Han matado a mi hija,Antonio, y mi mujer se ha vuelto loca...
-Qué dices...
-Lo que oyes...yo te quería pedir,si puedes venir unos días a Varsovia,estoy para los leones y...
-Claro,hombre,luego te llamo,tengo que ver como tengo el trabajo...Y al día siguiente me fuí a Okecie a recoger a Antonio...Antonio,como buen militar,acostumbrado a la disciplina,era una persona llena de equilibrio y sensatez.De complexión fuerte,parecía que nada ni nadie podrían doblegarle...Lo primero que hice,fué llevarle a Powaski,allí le enseñé las tumbas de toda mi parentela,dejando para el final la tumba de mi madre Ania,llena de flores y con operarios trabajando porque yo encargué un ángel de alas extendidas,las manos piadosas y la mirada implorante al cielo,un ángel que me recordara siempre a Lía,porque cuando se trataba de sentimientos yo dejaba mi ateismo de lado y no me molestaba con mis contradicciones...Luego nos fuímos a la clínica,para completar la excursión,para que Antonio comprobara en primera persona qué se había hecho de mi vida.Mariola nos miraba de hito en hito,adormecida de tanto narcótico y yo la besé como el que besa una estatua porque Mariola no reaccionó...
-Joder,Juan,vaya situación,no sé ni qué decirte...
-Vamonos para casa,ya hablaremos...Y hablamos,horas enteras y me daba su opinión:
-Juan,una rutina,una disciplina férrea,una ruta para todos los días hasta que pase un poco el tiempo...
-Y como se hace eso...
-Tienes que ocupar el día,sín excusas y todo lo que hagas,como si fuera lo más importante de tu vida,entiendes...
-Ya...
-Tienes que ocupar las horas,comprendes...Y fué que empecé a levantarme todos los días a la misma hora,a caminar varias horas bien de mañana y luego los papeles de mi padre,todo ese enjambre que no había por dónde cogerlo,hasta que lo cogí claro.Pero la disciplina  duró lo que duró,porque uno es como es y vuelve siempre a sus hábitos,a sus errores,pero aún así yo ví claro y me dije,esto es lo que hay por mucho que te desesperes,eso no va a cambiar nada y me fabriqué una coraza de hierro,aunque de cuando en cuando tenía que darle algunas soldaduras...