lunes, 4 de octubre de 2010

La vida en la memoria...(69)

69

Tantas veces,en esas largas tardes de tedio y discusiones estúpidas con mi buena Zenia,cuando la edad ha borrado en mí todo deseo y  todo anhelo,cuando me siento derrotado,vacío y solo,saco de debajo del almohadón del sillón un libro ya muy gastado,un librito que mi padre siempre llevaba en el bolsillo de la chaqueta,como el que lleva la cartera o el tabaco.Tambien debajo del sillón,a un lado para no clavármela en el culo,tengo  la Luger siempre a mi lado.Recuerdo que una vez mi padre,cuando yo todavía hacía traducciones o escribía algo de mi cosecha,me dijo:
-Janusz,si de verdad quieres saber lo que es  escribir,o si simplemente quieres disfrutar de una buena lectura, léete las sonatas de Valle Inclán(¡..."aquí Carabel,aquí Capitán..."!),mejor aún que sus esperpentos,su teatro o su "Tirano Banderas",y me sacaba el librito,en una edición de bolsillo,más pequeña de tamaño que lo habitual y me lo extendía...
-"Sonata de otoño- Sonata de invierno"...leía yo en voz alta...Y sí,cuantas tardes de abandono y desesperanza,saco el libro y me pongo a leer,deseando que se pueda arrancar alguna lágrima de mis gastados ojos,porque yo,tan sentimental siempre,como mi padre,soñé muchas veces que enamoraba a tantas  mujeres,pero salvo a Mariola y si acaso a Halina,yo compré a las mujeres más que nada,no había nada heróico ni romántico y yo hubiera preferido ser menos lujurioso pero  más atractivo y haber roto muchos corazones,pero cada cual lleva en sí su propia naturaleza y si algo he aprendido en estos noventa años,es que debemos aceptar nuestra propia manera de ser,no forzarla,no fingir lo que no somos.El dinero mata el deseo,pero el dinero no compra amores ni pasiones descontroladas...y salgo de mí mismo,en las pausas de lectura y me veo a mí mismo en un pequeño salón,en el centro de una ciudad cada vez más extraña para mí,leyendo los amores del  Marqués de Bradomín y luego miro para la calle y hay algo que no encaja..:que hago yo aquí,que hubiera sido de mi vida,si me hubiera ido con mi hija y Mariola a vivir a España,pero no fué así y ahora,desde aquí, según leo, me gustaría estar en  España,pero es solo una ilusión que yo me hago.Si ahora yo viviera en España,estaría echando pestes y suspirando por Varsovia,siempre me ha pasado,no estar a gusto donde estoy,que es como decir no estar a gusto de estar vivo simplemente,lo demás son excusas.Y me traslado al siglo diez y nueve,a las guerras carlistas,tan anacrónicas o paseo con  Xavier por los jardines del Palacio de Brandeso con el alma enardecida...La noche me pilla con la luz de la mesita encendida y los visillos descorridos y no sé si algún pájaro de los árboles cercanos me tomará por un congénere suyo,tengo la nariz un poco aguileña y la barbilla clavada en el pecho y a ratos levanto la vista del libro y parece que voy a piar,pero es solo un deseo de llorar,pero ni siquiera se me empañan los ojos...