lunes, 5 de septiembre de 2011

La vida revelada (20)

Fue en esos paseos por la ciudad,que empecé a darme cuenta de que a Ania le pasaba algo.A veces teníamos que parar y Ania respiraba con fuerza,los colores subidos a su tez blanca,que luego se transformaban en un azul muy pálido,las ojeras marcadas y su cara se perlaba de gotitas de sudor.Pero ante mis preguntas,Ania se reía y volvíamos a reiniciar el paseo.Y si,a veces,en la cama, Ania rehusaba besarme o que yo la besara,porque estaba cansada,nada más..Y fue el profesor el que me dijo que era posible que Ania estuviera incubando el bacilo de Koch,la temida tisis.A mi no me sorprendió,porque despues de la guerra aumentaron mucho los casos en España,como tampoco me importó que fuera contagiosa:
-Sabes,Gonzalo,la he auscultado algunas veces y no me gusta su respiración.Es bueno que tomeis buenas medidas de higiene y que pasee al aire libre.Si va al hospital y le encuentran algo,lo más facil es que la aislen una temporada...
-Pues,entonces nada de hospital,profesor,hablaré con ella y seguiremos sus consejos a rajatabla...
-Es un riesgo que correis,te advierto,pero Ania no quiere ni oir hablar del asunto,es muy suya y dice que aguantó la resistencia,la "Powstanie" y que ahí sigue.Vete con tacto...Es muy orgullosa...
-A mí me lo va a decir,profesor...
Y hablé con Ania y fue la primera discusión seria en nuestra idílica y pastoril relación...
-Si te da miedo,te largas y asunto arreglado,entiendes,señorito español,o no sabes lo que yo pasé o ya no lo recuerdas...
-Que sí,Ania,claro que lo sé,solo te pido que sigamos algunos consejos del profesor,nada más...
-A lo mejor,ya te hartaste de mí,¿eh?,señorito caprichoso,¡qué guerra pasaste tú!,¿señorito de Ahumada?...
-Pues tambien pasé  lo mío,no creas...
-Cuando quieras cojes la puerta y te vas,ya lo sabes ...y yo me callé porque conocía bien a Ania...Y efectivamente,esa misma noche Ania se acercó a mí,la cabeza baja y me pidió perdón:
-Yo me cuido,Gonzalo y hago vida sana,tu ya lo ves...y no volví a encender un cigarrillo en casa.Cuando quería fumar,me bajaba al jardín o me metía en casa del profesor...mientras pensaba como traía estreptomicina de España o de donde fuera...


La vida revelada (19)

...Y poco a poco,fui perdiendo el interés por las clases,ya no me apetecía ir a la Universidad y solo el tirón de Ania por un lado y la testarudez  de Cecylia y Waldemar,me obligaban,quieras que no, a ir a la facultad.Dejé el hotel y me instalé con Ania en Solec y poco a poco fui cambiando mi indumentaria elegante,que aquí desentonaba con tanta miseria y me fui transformando en un polaco más,con mis chaquetas de pana negra y los jerseys que tanto se llevaban por aquí,tambien me compré unas botas de agua para mis paseos con Ania.En la universidad,poco a poco se apagó el foco de atencion sobre mí y las compañeras me miraban con decepción,y yo no estaba seguro si era por el cambio de vestuario o porque me había liado con la mujer de los lavabos,pero ya me daba igual.Yo,no es que llegara puntual a clase,sino que estaba ya una hora antes,pues Ania no se fiaba de mí y me tenía que ir con ella porque empezaba a trabajar a las siete de la mañana.Algunos días lograba zafarme a causa de un leve catarro y me refugiaba en el cuarto del profesor a leer o a desbarrar sobre lo divino y lo humano.Los fines de semana cojíamos las bicicletas del sótano y recorríamos la ciudad,porque yo quería conocer de primera mano el cambio y la transformación que se producían de día en día,gracias a un ejercito de hormigas calladas que levantaban andamios,delineaban de nuevo las calles y plantaban árboles.Así iban naciendo los barrios,unos calco de otros,bloques de cemento gris de ocho o quince alturas,rodeados de hierba y vegetación.Era como si los escombros de la guerra se fueran alejando cada día un poco más y la ciudad comenzara de nuevo a tomar forma.Me metía en el museo de la resistencia y  veía las fotos del desastre:una Varsovia devastada,donde apenas se distinguía el resto de alguna torre y entonces me daba cuanta de la capacidad de destrucción del hombre y tambien  de su fortaleza para renacer de las cenizas.Al salir del  museo y ver el centro reconstruído con tanta fidelidad,me quedaba pasmado,como si una varita mágica hubiera vuelto a poner las cosas en su sitio:iglesias,estatuas,conventos,hoteles,palacios,jardines renacidos...El centro era una reproducción exacta o casi,de esa Varsovia señorial y burguesa que fue en tiempos del último rey polaco,Poniatowski.Luego volvíamos cansados y alegres y nos preparábamos una buena cena a base de sopa,pepinillos y pan de centeno, acompañado de unos vasitos de vodka...