lunes, 8 de noviembre de 2010

La vida en la memoria...(85)

85

Tengo puesta en el magnetofón la canción "Biale Róze,"Las Rosas blancas" y me acuerdo de mí de cuando era niño,tan atrevido y tan presumido,tan inocente.Yo no iba al colegio,fue la única concesión que logré arrancarle a mi madre,tan estricta,pero yo sufría mucho y así se lo dije a mi madre,con toda mi pasión y mi ternura y mi madre me perdono,aunque a veces me engañaba y me decía que lo iba a consultar con mi padre...mi padre,por aquel entonces en un psiquiátrico de España y mi madre llena de vida,a pesar de su tuberculosis.Mariola se enfadaba conmigo,tan niña y tan menuda,porque no quería jugar con ella,yo solo ponía el magnetofón y me movía y me contorsionaba,las manos en las caderas y la gorra en la cabeza,la chaqueta abierta...el señor Enger,el zapatero, le decía a mi madre que yo iba a llegar lejos,que me dejara suelto,el señor Enger que me quería,un poco de una manera enfermiza,porque me veía muy femenino y muy sensible y tenía sueños de lujuria conmigo,aunque mi madre era un muro  infranqueable y su respeto era reverencial,pero yo,tan niño,notaba y sentía su deseo,pero ahí estaba el profesor Henryk,con su mirada profunda  y su reproche a su mejor amigo,como diciendole,el día que le hagas algo a Janek,te las verás conmigo de verdad,viejo verde y lascivo y entonces desearás no haber nacido...Mi infancia entre algodones,los caprichos siempre cumplidos,Stefan como un padre,Józef,mi padre legal, como un abuelo,el profesor como un mentor,el pequeño Janusz el centro de ese universo y mi madre,que lo llenaba todo,belleza,arrojo y valentía,condescendiendo con todos en un pandemonium de hermandad apacible y  la policía política poco creíble y mansa tratándose de mi madre,los galones de la guerra y sus hermanos muertos con arrojo y valentía,los ayudantes del general Cz...entonces yo recuerdo que entraba en todas las casas,siempre bien recibido y siempre presto a hacer favores,llevando agua a las cuadrillas,mis botas llenas de barro y luego la comida con mi madre y las clases particulares con el profesor Zanussi,en su cuarto,la mirada perdida en la guerra,en el pasado y su fina pedagogía que no obligaba a nada,que solo descubría,forzaba la curiosidad y mis escapadas al río,con las patatas en los bolsillos,Mariola siempre disculpando mi arrojo,mi impetuosidad,como una hermana mayor,tan pequeñita y pizpireta...Un tiempo mágico,irrepetible,que yo ahora,desde mis noventa años recuerdo con incredulidad y la ofrenda de flores en el "Mayo",tiempo de promesas y de alegría,las mesas en el jardín y los bailes en la hierba,el acordeón sonando y los niños correteando entre las mesas,mi padre,un ser distante y extraño,el año que se dejó ver por aquí,tan elegante,mirandome fijamente y subiendome a hombros...luego Cecylia,mi querida Cecyilia,que ya me quería como a un hijo y la despedida de mi padre y mi madre,en la verja,yo escondido en el desván,mirando por el ojo de buey,enterandome de todo sín enterarme de nada,y Stefan llevándome en el carro,porque yo iba a pasar varios días en Praga y Stefan me iba a enseñar a pescar...Varsovia se alzaba,pobre y majestuosa,llena de orgullo y cuadrillas de obreros,sín presentir el futuro,una ciudad hermosa reconstruida con fe y mucho cariño...y mis visitas a mi madre,de la mano del profesor Zanussi,la Universidad recien inaugurada,Varsovia poco a poco dibujandose en un perfil que yo ahora reconozco muy bien,pero que entonces pudo ser o no ser y los tranvías de caballos y los adoquines que se iban adueñando de la tierra y la desolación.Y el vodka,sí,el vodka,como una concesión,una tregua entre tanta dureza y tanto sacrificio,los primeros borrachos que yo ví en mi infancia y que luego serían como una postal triste y repetida a traves de los años...Yo iba declinando el polaco,un polaco culto aprendido con fervor,patria y honor," Bóg,Honor i Ojczysna",mientras mi madre servía comidas en la recién inaugurada Universidad y mi padre nos mandaba cajas de naranjas por navidades,con un periódico entre las cajas que enseñaba a un señor gordito con el brazo en alto,vestido de militar,acompañado de Hitler y Musolini,parecidos a nuestro padre Gomulka en su semblante de promesas y futuro incierto,pero por aquel entonces,yo solo era un niño lleno de sueños y fantasía,el Vístula cargado siempre de agua...

La vida en la memoria...(84)

84

Muchas veces pienso que yo sobrevivo,que yo he llegado a viejo, por todo el amor que me dieron mi mujer y mi hija,como una sabia secreta y misteriosa,un elixir de la vida,yo,que tanto desee morir joven.Muchas veces mi padre, sín yo comprenderle,me decía:suerte tienes Janusz,que tu madre no te estropeó como  a mí me estropeó mi madre,porque las mujeres tienen un poder infinito sobre sus hijos,un poder que perdura en el tiempo y nos aniquila,los hijos como un reflejo del deseo enfermizo de nuestras madres.Y mi padre me contaba como pudo salir de ese bucle,de esa fascinación materna,llena de sueños estúpidos y perfecciones imposibles.Sabes,Janusz,me decía,yo fuí su hijo mayor y yo concentraba en ella todos sus sueños de gran señora,el ansia de un vástago maravilloso,lleno de refinamiento y sensibilidad,un hombre tan fino y elegante como una mujer,ajeno a las groserías de la vida,un hombre viril,lleno de fe en dios y posturas amaneradas,un hombre castrado,presto a cumplir todas sus fantasías con sus amistades y su mundo cerrado,un ser exquisito que fuera el reflejo fiel de su gran sensibilidad y sus tontunas.Pero,yo,Janusz,tuve suerte y supe estar despierto y me reía de sus tés y sus misales,de sus confesiones sinceras con su confesor carmelita y pronto me dí cuenta cuanto la excitaba todo eso,incluso a veces soñé con ser cura,para masturbarme vergonzosamente despues de una confesión de mujer burguesa y reprimida,que no puede evitar tener fantasías y contarlas al confesor, más que  nada,como otra prueba más del martirio y la excitación,como otra prueba de estupidez,porque,Janusz,mi madre vivía en la tontuna más tremenda y yo supe verlo a tiempo...Por eso descreí desde el principio y cuando tuve uso de razón le dije a mi madre que dejara de utilizarme,mi padre callado y silencioso,pero dándome la razón en silencio... Por eso siempre es tan limpio el recuerdo de mi madre Ania,nunca me presionó,nunca me chantajeó ni reflejó en mi sus anhelos,del tipo que fueran,ella solo quería un hijo limpio y fuerte,sano de mente y de espíritu,un niño sano,que se hiciera fuerte al crecer,con la vida,con las convicciones justas y necesarias para vivir,sín espejismos ni estupideces...Por eso sufrió tanto mi padre,ser dotado de grandes cualidades,pero maniatado por formas,creencias enfermizas de superioridad y finalmente preso de sus traumas de infancia...las mujeres,ese velo siempre cubierto.Mi padre me dijo siempre que su propio padre le quería sín más,fuera como fuera,sangre de su sangre y nada más,cada cual con sus talentos naturales,pero su madre...había que servir a dios,no sé a qué dios y a qué deseos oscuros,la sombra de la hipocresía siempre cercana,pero como si no se viera...Hay formas de ser y de estar en el mundo,formas que se aprenden,que no son naturales,por eso yo siempre me rebelé,un instinto natural, nada más,frente a esas imposiciones de apariencia sagrada y realidad enfermiza,egoista y falsa.Por eso mismo,mi padre,ya muy joven,abandonó los colegios de curas y las efusiones de fe,unas efusiones que se diluían en el orgullo y la soberbia del cura de turno,en su frustración de hombre castrado,que solo podía escuchar los deseos de las mujeres,pero no poseerlas como hubiera querido.Y así,tantas veces me he acordado,llevado por mi padre,del Mayoral de La Regenta y su rabia de pulcros sayales y poco más,la vida y su realidad,mordiendo sus entrañas enfermas...Y tantas veces,cuando entro en las iglesias,por lo que sea,todo menos la fe,echo una mirada a los confesionarios y me digo que están llenos de semen,el semen enfermizo de tantos curas lascivos e impotentes.Y la sola presencia de la Virgen en los altares es un insulto,la gran mascarada del fervor,del fervor falso.Y arrugo la frente y miro a la ventana,al exterior y mi abuela se me aparece,mi abuela Luisa,llena de una fuerza falsa,maneras exquisitas y orgasmos formales más que materiales,el orgasmo de una mesa bien puesta y los modales excelentes,negando la vida  y la sangre,su fluir hermoso,encorsetado en tontunas de novenas y cafés con pastas,mientras se escucha el ronronear majestuoso del curita de turno,ungido de poder y de gula,el triste consuelo de los animales castrados,tan limpios y aseados y un mover primoroso de las manos regordetas evocando a la Santa de turno,sín llegar a entender sus sacrificios...Mi padre conservaba las vidas de santos,bien encuadernadas y se sabía de memoria el martirilogio,por eso hoy,aquí sentado, se me ocurren estas cosas,mientras ojeo estos libros viejos y bien encuadernados,mientras cumplo el rito de marear las horas y doblegar todos los relojes,el alma mustia y muerta,solo esperando que amanezca un nuevo día para nada,hasta que la muerte me acaricie con su mano fría y yo no sea nada,no piense ya nada...

La vida en la memoria...(83)

83

Mariola en el dormitorio,sentada frente  al espejo del tocador,cepillandose el pelo rubio con algún brillo rojizo,dejando caer la cabeza con coquetería,a los impulsos del peine y su espalda recta,de vértebras bien marcadas,el sujetador blanco dividiendo la espalda,realzando a la mujer,esos sujetadores que le servían a mi hija y luego la curva de la espalda,las caderas generosas,de mujer y el culo firme,apretado y lleno,las bragas de Mariola,puntillitas blancas,despertando mi deseo,el liguero,el girdle blanco y las medias con puntillas,suaves y delicadas.Luego se levantaba y se iba a mear,con ese gesto de bajarse las bragas a media rodilla,el papel higiénico rozando el pubis,secando los labios y yo tumbado en la cama en calzoncillos,empalmado de mirar y de ver,el cigarro en los labios y una cara de admiración y deseo,de sumisión a la hembra y todas las promesas que no han sido dichas pero que se cumplirán,demorando el momento,alargando el deseo de penetrar,de tocar,de meter los dedos por todas las rendijas de Mariola y Mariola sabia,besandome con ganas,acariciando mi polla a través de los calzoncillos,dejándome su saliva blanca en mis pezones duros,mordiendome el cuello,metiendome un dedo por el culo y llamándome maricón,mi niño,ya verás,te vas a enterar; y yo loco de frenesí,amasando sus nalgas,chupando su culo y su coño,abriendola bien las piernas,dejando un rastro de humedad entre sus piernas,lamiendo su cuerpo con sabor a sal y a mujer,el pelo despeinado y sudoroso y luego la cópula,la polla que entra suave,sín resistencias, en  el hogar sagrado,haciendo esfuerzos para no correrme,pensando en otras cosas,jurandome que hoy te vas a acordar de mi y de mi polla y no vas a desear a nadie más porque te voy a volver loca,solo espero el ruído de tus jadeos y tu voz,así,Janusz,cariño,así,hazme feliz,te quiero....todo el trabajo del hombre,sus cinco sentidos para satisfacer y  llenar  a la hembra,lleno de paciencia y excitación,con el firme deseo de doblegar,de rendir un cuerpo majestuoso y luego el llanto y los ruegos,no pares,Janek,mi cielo,no pares,fóllame,fóllame,soy toda tuya,soy tu esclava,y te voy a querer siempre,pero sigue,sigue,nuestros labios como ventosas y los ojos,los ojos fijos uno en el otro,unos ojos de locura y de deseo y el esperma caliente que se derrama en el pecho de Mariola,las nalgas contraídas y el derrumbe en las almohadas...Un descanso,un alivio,dos caladas al cigarro y Mariola que vuelve,decidida,loca de deseo y posesión y sus mordiscos,mi espalda enrojecida y mi pene flojo,morcillón,esperando,esperando de nuevo el ímpetu de la sangre...Y yo solo estaba plenamente feliz cuando la oía llorar de placer,cuando ya no podía más y se abrazaba a mí,a su macho,a su querido Janusz y yo la acariciaba el pelo y le decía muy serio...
-Te quiero,Mariola,te adoro...
-Júramelo,Janusz,júramelo...
-Te lo juro,Mariola,nunca he querido a nadie,solo a tí... Al amanecer,el cuarto nos descubría desnudos y saciados,hechos uno en dos,fuertemente abrazados y un reflejo de sol matutino acariciaba nuestras caras cansadas y felices,en la calle el ruido del tráfico y en la casa el ruido de las tuberías,luego nos quedábamos dormidos hasta la hora de comer...Entonces yo me levantaba,lleno de ternura y agradecimiento y preparaba un buen desayuno,lo que más le gustaba a Mariola,un zumo,tostadas,el té negro,el huevo revuelto y una flor,una flor que yo cojía del jardín de dentro y me daba igual que flor fuera,solo una flor en un vaso como una declaración de amor...Y algo de esto me contó mi padre en una ocasión,la adoración que sentía por Ania,salvo cuando se volvía loco y no quería saber nada de nadie...

La vida en la memoria...(82)

82

Ahora pienso,recuerdo más bien,aquí,sentado en mi sillón de orejas y rodeado de cosas:los libros,el periódico,mis gafas,las medicinas que tomo a regañadientes,el té que se ha quedado frío,la cajetilla de Fox,el correo lejano de España,las pisadas de Zenobia por el suelo de madera,el tiempo quieto un instante en las agujas del reloj de la pared...ahora,digo,en otra tarde interminable de agua en los cristales y cielo sombrío,recuerdo,sí,mal que bien,que cada vez que regresábamos de España,Mariola y yo nos acercábamos más y nos queríamos con más fuerza,es como si se despertara un deseo nuevo en nosotros,volvíamos renovados y eso se potenciaba porque Lía estaba más feliz y lo notábamos cuando venía algún día a comer de casa de sus abuelos,pletórica de recuerdos y soñadora,porque Lía estaba con Piotrek y a veces nos dejaba ver un momento su gozo en la coquetería con que se vestía y el brillo de sus ojos nos devolvía el deslumbramiento del amor,del amor puro e inocente,con algún escarceo de besos y caricias,que nosotros solo podíamos imaginar,pero cierto.Yo me olvidaba entonces un poco del alcohol y salía con Mariola por Varsovia,tomábamos café,recorríamos las tiendas del centro y así,los dos bajo el paraguas, descubríamos de nuevo nuestra complicidad y nuestra alegría,la  risa pronta por cualquier tontería y el cielo gris empezaba a poblarse de luces,las luces de Varsovia en el atardecer,el bullicio de las calles y los tranvías atestados de gente,las luces de los cines y los teatros encendidas,los grupos de jovenes saliendo de la universidad,en la Krakowskie,o saliendo de la Politechnika según volvíamos a casa y atravesábamos Lazienki para salir por la puerta pegada a Róza y nos parábamos de vez en cuando y nos besábamos como cuando yo volví de España en mil novecientos setenta y siete.El olor y el sabor de Mariola todavía con algún resto de sol y de sal,de pereza y hacíamos planes para la  noche ,una cena especial en casa,con velas y vino blanco,las miradas encendidas,las miradas francas del deseo renovado,Mariola impecable,bien maquillada,elegante dentro de su elegancia natural de manos largas y cuidadas,sus ojos de almendra y su nariz de diosa,recta y alargada,el talle bien marcado y unas piernas interminables en sus botas altas,el vestido negro y plateado,marcando las caderas,la curva preciosa del culo y el pecho escotado,el pecho de niña de Mariola,bien en punta y las puntillas del sujetador,la melena corta y lisa,como un efebo y las cejas pobladas,la frente limpia.Yo me comía a besos a Mariola con la mirada y ella lo sentía y estaba feliz.De vez en cuando, ella me colocaba bien el nudo pequeño de la corbata y me estropeaba el pelo, mientras brindaba por nosotros y nuestra hija.Eso era estar vivo,esa era la felicidad permitida a los hombres,me decía yo,porque luego estaba la certeza del contacto,la piel suave de Mariola y la mata de pelo rojizo y rubio de su pubis,la copa dorada del placer,entre muslos duros y calientes,la curva blanca de las nalgas y el agujero sucio del culo,tan limpio,esperando la curiosidad de mi polla,el deseo de penetrar por todos los rincones,poseer a Mariola,chupar sus orejas y comerme hasta sus mocos,así me ponía yo de fogoso,Mariola abandonada,dejandose hacer o explicándome como hacerlo mejor...y luego llegaba la ternura,los besos lentos,húmedos de saliva y flojera general,el fluir de los líquidos del cuerpo,cuando el cuerpo se abandona al placer y la voluptuosidad,la cama deshecha y el semen derramado junto a la vagina mojada y el ano sudoroso.Los abrazos de dos hermanos,dos amantes olvidados del tiempo,perdonándose todas las afrentas,pidiendo perdón por los reproches y luego el sueño profundo abrazado a Mariola como el naúfrago a una tabla,el vientre de Mariola acojiendo mi cabeza como un feto desvalido,el niño-hombre en los pliegues de la mujer- madre,todo una delicia de la que despues despertábamos con más ganas y el desayuno nos sabía tan bueno...Estos recuerdos contrastaban tanto con mi soledad de viejo,mis carnes secas y el pene y los testículos como un colgajo arrugado,solo las ganas de mear y los ojos secos,sín una lágrima,enrojecidos por la edad y el cansancio,la carne huida y los huesos incomodándome en todas las posturas,el frío de la vejez y la soledad...