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Mariola en el dormitorio,sentada frente al espejo del tocador,cepillandose el pelo rubio con algún brillo rojizo,dejando caer la cabeza con coquetería,a los impulsos del peine y su espalda recta,de vértebras bien marcadas,el sujetador blanco dividiendo la espalda,realzando a la mujer,esos sujetadores que le servían a mi hija y luego la curva de la espalda,las caderas generosas,de mujer y el culo firme,apretado y lleno,las bragas de Mariola,puntillitas blancas,despertando mi deseo,el liguero,el girdle blanco y las medias con puntillas,suaves y delicadas.Luego se levantaba y se iba a mear,con ese gesto de bajarse las bragas a media rodilla,el papel higiénico rozando el pubis,secando los labios y yo tumbado en la cama en calzoncillos,empalmado de mirar y de ver,el cigarro en los labios y una cara de admiración y deseo,de sumisión a la hembra y todas las promesas que no han sido dichas pero que se cumplirán,demorando el momento,alargando el deseo de penetrar,de tocar,de meter los dedos por todas las rendijas de Mariola y Mariola sabia,besandome con ganas,acariciando mi polla a través de los calzoncillos,dejándome su saliva blanca en mis pezones duros,mordiendome el cuello,metiendome un dedo por el culo y llamándome maricón,mi niño,ya verás,te vas a enterar; y yo loco de frenesí,amasando sus nalgas,chupando su culo y su coño,abriendola bien las piernas,dejando un rastro de humedad entre sus piernas,lamiendo su cuerpo con sabor a sal y a mujer,el pelo despeinado y sudoroso y luego la cópula,la polla que entra suave,sín resistencias, en el hogar sagrado,haciendo esfuerzos para no correrme,pensando en otras cosas,jurandome que hoy te vas a acordar de mi y de mi polla y no vas a desear a nadie más porque te voy a volver loca,solo espero el ruído de tus jadeos y tu voz,así,Janusz,cariño,así,hazme feliz,te quiero....todo el trabajo del hombre,sus cinco sentidos para satisfacer y llenar a la hembra,lleno de paciencia y excitación,con el firme deseo de doblegar,de rendir un cuerpo majestuoso y luego el llanto y los ruegos,no pares,Janek,mi cielo,no pares,fóllame,fóllame,soy toda tuya,soy tu esclava,y te voy a querer siempre,pero sigue,sigue,nuestros labios como ventosas y los ojos,los ojos fijos uno en el otro,unos ojos de locura y de deseo y el esperma caliente que se derrama en el pecho de Mariola,las nalgas contraídas y el derrumbe en las almohadas...Un descanso,un alivio,dos caladas al cigarro y Mariola que vuelve,decidida,loca de deseo y posesión y sus mordiscos,mi espalda enrojecida y mi pene flojo,morcillón,esperando,esperando de nuevo el ímpetu de la sangre...Y yo solo estaba plenamente feliz cuando la oía llorar de placer,cuando ya no podía más y se abrazaba a mí,a su macho,a su querido Janusz y yo la acariciaba el pelo y le decía muy serio...
-Te quiero,Mariola,te adoro...
-Júramelo,Janusz,júramelo...
-Te lo juro,Mariola,nunca he querido a nadie,solo a tí... Al amanecer,el cuarto nos descubría desnudos y saciados,hechos uno en dos,fuertemente abrazados y un reflejo de sol matutino acariciaba nuestras caras cansadas y felices,en la calle el ruido del tráfico y en la casa el ruido de las tuberías,luego nos quedábamos dormidos hasta la hora de comer...Entonces yo me levantaba,lleno de ternura y agradecimiento y preparaba un buen desayuno,lo que más le gustaba a Mariola,un zumo,tostadas,el té negro,el huevo revuelto y una flor,una flor que yo cojía del jardín de dentro y me daba igual que flor fuera,solo una flor en un vaso como una declaración de amor...Y algo de esto me contó mi padre en una ocasión,la adoración que sentía por Ania,salvo cuando se volvía loco y no quería saber nada de nadie...
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