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Enterré a Mariola un catorce de julio.El cielo estaba cubierto,de bochorno y había mucha humedad,un calor pegajoso.Yo llevaba unos días en Solec,me cobijaba a la sombra de los árboles,en la esquina más sombría del jardín y había en la atmósfera una quietud exasperante,de ciudad abandonada y pensé lo desagradable y triste que era Varsovia en verano,cuando hacía calor.Algunas mañanas temprano,cuando no podía dormir,me bajaba al jardín,a los cuatro o cinco de la mañana y a veces pasaba un grupo de niños,de boyscouts con su jefa de grupo(los "harcerzy")cantando canciones patrióticas y luego se alejaban,sín estridencias,tan comedidos y educados,perpetuando el patriotismo polaco...Yo llamé a Halina y me acompañó a la clínica y cuando ví a Mariola cubierta por una sábana,la cabeza apenas asomando,no la reconocí y me tuve que acercar bien y mirar y mirar,porque yo no estaba seguro de que fuera ella.Luego sí,ya la reconocí.Solo se oía el llanto callado y compulsivo de Halina y yo salí al pasillo,saqué la petaca que llevaba en el bolsillo de la chaqueta y me metí varios tragos seguidos de whisky y recuerdo que no tenía ganas de llorar,estaba duro y frío,como ajeno.Solo al rato me dí cuenta de que me estaban hablando.Era el director de la clínica que me decía no sé qué de firmar unos papeles,con gesto serio y cortés.Al llegar a Powaski,había un tumulto de gente a la entrada y yo le pregunté a Halina que si hoy era fiesta...
-Janusz,ésta gente ha venido al entierro de Mariola,¿no reconoces a nadie? ,vete mirando...y sí,yo empecé a reconocer algunas caras,caras antiguas para mí,como de otro mundo,de otra vida;entonces,sí,ya me dí cuenta que era el entierro de Mariola y aquí estaba su poder de convocatoria,Mariola tenía amigos hasta debajo de las piedras y aquí estaban,con ramos de flores y mirada compungida,muy arregladas las mujeres.Había mucho silencio y yo,antes de bajar del coche me metí otro buen pelotazo,quería anestesiarme,sobre todo para lo que vendría luego,los saludos,los besos,el pésame de tanta gente.La tumba de mi madre estaba ya abierta.El ángel de manos piadosas miraba al cielo como pidiendo un poco de alivio por el calor y yo recordé cuando era más joven y las parrafadas que echaba con mi madre,sentado en una esquina de la lápida.Luego eso fué una orgía de ramos,amontonandose a los lados de la tumba.Solo recuerdo con claridad el saludo de Wojtek,un antiguo amigo de Mariola,uno de los que me hicieron cornudo por unos días,cuando Mariola se cabreó conmigo a cuenta de las putas, y parecía con sus efusiones y su mirada fija en mí que quería pedirme perdón y yo tuve que pensar en otras cosas para no echarme a reir...
Despues ya tuve la excusa perfecta y le dije a Halina que si me quería acompañar a Solec,a cogernos una buena mierda...
-Janusz,¿tú todo lo arreglas así?...
-Arreglar el qué,Halina,no me jodas tú tambien...
-Me voy,Janusz,cuídate...Y al volver en el taxi,me fuí al delicatessem abierto y compré varias botellas.Me subí al cuarto de Mariola,enfrente del cuarto que fué del profesor y me preparé para la particular ceremonia del alcohol y la nada,la música de Beata Kozidrak sonando a tope,a Mariola le encantaba Beata Kozidrak y cerré la ventana,porque en aquel silencio,la música del cuarto se oía en toda la calle...
-A tu salud,Mariola,mi niña...