jueves, 17 de septiembre de 2009

La vida perdida (XVII)

...mi padre.Sólo he visto una foto de él.Mira muy triste,como si no supiera reirse y tiene el pelo corto,nariz larga y ojos grandes y nada más.Yo me pregunto qué coño tendría éste señor en la cabeza,para qué traes un hijo al mundo y luego te vas como un cobarde,como un cabrón,eres un cabronazo y nunca te voy a perdonar,hijo de puta,cómo dejaste así a mi madre,sin un duro,como se abandona a los perros,peor.Vete a la mierda.
Hay cosas que ya no tienen remedio,para qué me voy a calentar la sangre y encima,yo he debido de salir a él,tan flaco,tan retraído,yo que sé...y encima no sabía pronunciar bien en Polaco,mucho traductor y mucha hostia,pero mi madre me contaba que se moría de la risa.
-"Ania vies so".
Lo que pasa es que mi madre era tonta y aquel tío raro,con buena ropa la encandiló,mi madre en su vida había visto unos buenos zapatos de piel,yo creo que fué eso,la esperanza de una vida mejor en un país exótico.Y aquí estoy yo,como un pobrecito,recogido en casa del señor Józef Majcherczyk...
Que sí hombre,que sí,anda por ahí,Juanito,Juanito el del español,tocame los huevos...

La vida perdida (XVI)

Ahora veo más borrachos que cuando me fuí,se juntan en los parques,en los pasadizos de los bloques y a las doce de la mañana ya están con unas tajadas tremendas,muchos duermen con la figura descompuesta en los bancos,otros tirados por el suelo y algunos perros ladran sin parar porque el amo no responde.Estamos a finales de junio pero el calor no ha llegado,hace fresco y el cielo está lleno de nubes,los árboles ya rebosan de ramas,los grandes tilos,las palomas por todas partes y el Vístula,mi querido Vístula que lleva mucha agua;los autobuses rojos que pasan por el puente y me acuerdo del Fifi,de Manolo,del Gazapillo...del calor de las tardes despues de comer,esa indolencia tan agradable,con el Sol,el calor en el cuerpo y las caladas al Celtas corto,pasando de mano en mano...Corta el rollo,me digo,no te pongas mustio.Ayer,cenando, Mariola no paró de reir y de hablar y quiere que la cuente todo,¡todo!,me lo tienes que contar todo o me enfado.Así de mandona es Mariola.Yo estoy un poco intimidado porque éste año cumpliré los quince y está tan alta como yo y tiene dos puntas incipientes,el pecho que
quiere salir poco a poco y yo no quiero mirar para esa parte de Mariola,pero ella se da cuenta y se ríe,no para de reir.Esto deben de ser las mujeres,mi madre también se reía así.El viudo Majcherczyk ya tiene otro hijo...

La vida perdida (XV)

Acabo de aterrizar en Okecie,el aeropuerto de Varsovia.Despues de dos horas con la policía de fronteras y de miradas torvas,aquí estoy,en una parada de Autobus,en Zwirki i Wigury,el cementerio ruso detrás de nosotros.El señor Majcherczyk ha estado muy callado y muy serio y sólo ahora estalla en una carcajada...
-Asi que querías conocer el mundo,no Janusz...Yo me he reído también porque me siento ya en casa,el señor Majcherczyk es un hombre lleno de bondad y muy socarrón.
-Ya verás,ya verás Janusz,Mariola está más alta que tú y ya está en el Gimnazjum.Habrá que pensar qué hacemos contigo.
Atravieso una ciudad que apenas conozco,todo el mundo cargado con una bolsa en la mano,las mujeres tocadas con sus boinas,sombreros y hay silencio por todas partes y el color verde,los grandes espacios verdes de Varsovia,los puestos callejeros que crecen como las setas, como un gran bazar desperdigado.
Mariola está en la puerta comiendose una manzana y al verme,se ha metido corriendo para la casa,como si la llevara el diablo.
-¡Mariola!,¡Mariola!.No la hagas caso,solo tiene un poco de vergüenza.
Yo no sé que decir,pero mi mirada se ha ido automáticamente para el río...