jueves, 23 de septiembre de 2010

La vida en la memoria...(57)

57

Y es que a mí,se me metió en la cabeza que si quería encontrar a los asesinos de mi hija,tendría que ser en invierno,por eso me vine a Solec,dispuesto a estarme aquí hasta la primavera por lo menos.Yo contraté un buen abogado,siempre en las cercanías de Waldemar,un conocido suyo de cuando me dejaron la herencia;hasta conseguí alguna entrevista con varios jefazos,que me trataron correctamente pero nada más,porque yo aquí no era más que un medio polaco,yo seguía siendo Juan el español,tiene narices,y no les apetecía para nada que un medio extranjero fuera a enmendarles la plana...La primera noche con el perro,ido Stefan, fué de cachondeo auténtico.Me subí al primer piso,a uno de los cuartos del profesor,tenía edredones por todas partes y puse un infiernillo para el café.El perro no hacía más que mirar y mirar y cada vez que bostezaba o abría la boca yo me volvía y le miraba tratando de adivinar que se le estaría pasando por la cabeza,le echaba valor y le ponía media tableta de chocolate en el hocico,que era vista y no vista,pero mi mano seguía ahí....Con las prisas,Stefan no me dijo como se llamaba ni yo se lo pregunté,solo recuerdo que sobre las cinco y media de la mañana ya estaba Stefan abriendo la verja y yo me desperté  porque el perro, del salto,se llevó los edredones por delante y bajó las escaleras como un rayo.El día estaba frío,gris y las luces naranjas de la trasa tenían un halo alrededor,un halo triste,de niebla espesa y yo pensé en tí,Lía y me puse a llorar según bajaba las escaleras...
-¡Dzien dobre!,Stefan,quieres un café...
-Espera,mira,busca un barreño o algo y  ya le das tú la primera comida...Quieto Król,que ahora comes...
-Eso es lo que no te pregunté ayer,o sea que se llama Król...Ven Król y Król se vino detrás de mí escaleras arriba y cuando encontré una palangana,volví escaleras abajo,llamando:
-Vamos,Król,vamos, que vas a comer,mamón...y Król se zampó como un kilo de despojos aderezado con repollo...
-Parece que os vais a entender,¿eh Janusz?...
-Eso espero.Oye,pero yo hasta la una y media no voy a empezar la ronda,ya te he dicho,quiero empezar sobre la una,una y media y acabar cuando dios me de a entender y al día siguiente,igual,comprendes,que me he traído hasta linterna,que no sabes como están los escalones abajo,que resbalan pero bien,que solo falta que me caiga al río...Y qué va ha hacer éste querubín,le dejo aquí abajo,que yo quiero dormir...
-Prueba a ver,si ladra mucho,dejale la puerta abierta y que enrede,ya se acostumbrará a tu ritmo...
-O sea que lo de dormir ya me puedo ir despidiendo,¿no?...
-Es criatura y está en lugar extraño,ten un poco de paciencia,Janusz,que luego te va a comer de la mano...
-Ya,si dicho así...Vente arriba y tomamos café...
Y sí,a los pocos días,Król y yo eramos uña y carne,como de la familia vamos,todo el santo día los dos solos,mirandonos,porque yo no hacía más que mirarle,que a veces se enfadaba y empezaba a ladrarme y yo me reía  y le decía:
-Ven aquí,mamón,no te enfades.Luego bajabamos a las gradas y yo me iba hacía el puente de hierro,atraído como un imán y me sentaba donde solía cuando niño y yo tenía ya sesenta y seis años,pero parecía que era Juanito con nueve años el día que se llevó Stefan a mi madre para enterrar en el percherón y al rato aparecía Mariola con cinco años y luego con sesenta y uno,a no más de medio kilómetro en una cama de hospital y yo apoyaba las manos en las rodillas,tal como estaba sentado y escondía la cabeza y me ponía a llorar,un llanto desconsolado y rabioso,cortado a veces por el susto de un tren que pasaba para Praga,con su estrépito infernal y empezaba a llover y Król se acercaba a mí,a mí cabeza y me lamía y subía las patas como queriendo abrazarme y yo me preguntaba si iba a aguantar esto,la pistola en el bolsillo interior de la chupa,si no sería mejor pegarme un tiro aquí mismo...

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