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Otros días,según yo me levante de ánimo,cambio de hatillo,de manojo de cartas.Hoy,no sé por qué,debo de estar desanimado, he cojido una carpeta de cartón,de pastas azules y duras,con las gomas intactas,una carpeta del profesor Zanussi,mi maestro de niño.Alguna vez las eché un vistazo,cuando recojí su cuarto en Solec,porque yo sín saber por qué, me atribuí la condición de heredero del profesor,sabiendo que no tenía a nadie,que nadie despues de la guerra y de la derrota nazi,se iba a interesar por un pobre hombre,una eminencia postergada,un judío errante,un judío alemán, que ya no creía en La Toráh,el Pentateúco, un intelectual,tamizado por el dolor y el sacrificio inhumano,un judío de regreso del infierno,un judío que en nuestra intimidad,la intimidad de un maestro con su discípulo,yo desde mis seis,siete años,él desde la altura de sus sesenta y dos,que parecían un siglo,tan ajado y tan entero a la vez,en su cara los surcos de un arado de desdichas,en su porte una elegancia innata,consustancial...se echaba a llorar con un llanto sordo y silencioso,y alguna vez que mi madre entraba sín llamar y descubría sus lágrimas,solo decía:
-Janusz,espero que no estés incomodando al profesor,que te mando a la escuela mañana mismo...
-No es nada,Ania,tu hijo solo me renueva la esperanza,por eso me hace llorar,no le regañes...A veces,los viejos profesores tambien necesitamos llorar...
-Sí,pues a ver si te explica la última que hizo ayer,me estás agotando la paciencia,Janek,te aviso...
-Pero,mamá,profesor ...
-Déjanos Ania,ya hablo yo con él...tampoco será tan grave..Luego mi madre se iba,pero nos echaba una mirada de ternura que yo nunca olvidaré...Las cartas del profesor,su letra elegante de estilográfica,el recuerdo de sus padres,de sus dos hermanas,la deportación a Polonia,él,tan alemán,tan patriota,tan desencantado;el señuelo de contribuir a una fundación universitaria,una universidad con el nombre de Marja Sklodowska,la radióloga,inventora del Polonio...y despues la cruda realidad del campo de Sobibor...
-Profesor,por qué tiene una pistola en el cajón de abajo del escritorio,quiere matar a alguien...no será a mí...y yo por primera vez oía una risa rotunda,franca y desmedida,y con el tiempo me he dado cuenta de que en aquel entonces,yo era el único capaz de despertar emociones en el profesor,por eso mi madre me quiso y me respetó tanto,eso lo he pensado despues...
-No querrás que le cuente a tu madre,que hurgas en mis cajones,eh Janusz...
-No por dios,eso lo último,pero como usted me dice que la sinceridad lo primero,pues...
-Si está bien,Janusz,me gusta que seas curioso,pero tambien hay que saber ser discreto,a veces es cuestión de supervivencia...
-Ah,entonces,mañana me castigará mi madre por eso...
-No,Janusz,tu madre no te va a castigar aunque yo le diga que has descubierto la pistola...
-Sí,pero todavía no me ha dicho por qué tiene una pistola...
-Me la regaló un amigo nazi...y los dos hemos explotado en una carcajada que se oye hasta en el patio...
-Sabes Janusz,me recuerdas a mi hermana,Fräulein Frieda,qué torbellino,como tú...Y qué hiciste ayer,eh,confidencia por confidencia...y yo,sentado en mi sillón,a mis noventa y uno,me estoy viendo robando un pastel de la ventana de la vieja pastelería de la Rozbrat,tan goloso siempre y las voces de la señora Danusia:ya te he conocido,pillastre,eres el hijo de Ania...
-Pues,es que ayer robé una tarta del alfeizar de pani Danusia...
-Y de qué era,Janusz,a mi no me has invitado,bribón...me darás un poco,al menos...
- Yo le daría encantado,pero es que me la zampé de golpe,escondido en el desván...
-Vaya,vaya,así son los amigos,yo luego inventandome analgésicos para tus muelas...
-La próxima vez...
-Ah,pero piensas seguir con tus incursiones pasteleras...
-No,no,quiero decir,que la próxima vez que compre un pastel,le invito,profesor.Esas eran mis mañanas de clase,mis horas lectivas con el profesor,luego nos metíamos de lleno con el latín y las matemáticas,las malditas matemáticas que yo nunca entendía...En una de sus cartas,no sé a quien va dirigida, termina así:
"...dejo el infierno.Echo la mirada atrás,a todo lo que allí dejo,los barracones incendiados y pestilentes,el uniforme gris de los camaradas rusos y en mis bolsillos,una mata de pelo del último ángel que llevé a los hornos,los partisanos me han dado una pequeña hogaza de pan moreno y como como no he comido en la vida,solo quiero comer éste pan,sín saber todavía a donde voy..."
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