sábado, 26 de septiembre de 2009
La vida perdida (LI)
...Por qué te fuíste madre,por qué y me dejaste tan solo,un vacío que no voy a llenar nunca.A veces,madre,me dan ganas de irme,reunirme contigo no sé donde,en el reino de los muertos,aquí a menudo solo hay lágrimas,las lágrimas silenciosas de tu hijo,el dolor profundo de tu ausencia y ésto es para siempre, porque tú nunca vas a volver,sólo en mis recuerdos vuelves y me miras de una manera rara,distante,como sopesando qué será de mí,quizá intuyendo tu propia muerte,de la que yo estaba tan ajeno.Para mí,tus toses eran una parte más de tí;sí,Anka tose mucho...y nada más.Cómo se puede ser tan inocente.Nunca me contaste la guerra,los horrores que viviste,metidos por las alcantarillas,como perros famélicos y asustados,huyendo de la bestia parda que todo lo arrasa,sin compasión,la gente tirandose por los balcones en llamas,las casas incendiadas,que no escape nadie,sin nada qué comer y tú madre,con nueve,diez años...Por eso quiero hablar con mi padre,quiero que me cuente lo que tú le contaste,quiero que me cuente tu vida,pero mi padre no está para cuentos,él sólo a la suyo,esa estúpida melancolía en la que me veo tan reflejado...¡Madre!,¡madre!,diós,a veces creo que voy a volverme loco...Y ya nada me ilusiona,madre...
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