martes, 6 de octubre de 2009

La vida perdida (CVIII)

-...El primer día que besé a tu madre,casi me corro,te lo juro...
-Ja,ja,ja,¡ay!,padre,me lo estoy imaginando...
-Qué romántico,tío,bueno,quiero decir,no me entiendas mal tío...
-¡Ja,ja,ja,ja...!,mira cómo Mariola ha entendido lo que sentías...
-Janusz,no seas tonto,no me refiero a eso,es cómo lo cuentas, tío,se nota a distancia que estabas enamorado de verdad...
-¡Qué si estaba,que algunas compañeras de curso dejaron de hablarme,así,directamente,no me perdonaban que me hubiera fijado en Ania,la "babcza klosetowa"(la mujer de los servicios),y no es que yo fuera nada especial,no Janusz,yo es que desprendía brillo,el brillo que da la pasta,nada más y esto,allí,en aquellos años,pues te puedes imaginar,porque yo sé que más de una de mis compañeras ya estaba soñando con ser mi mujer,porque yo me derretía con todas y claro,muchas se pensaban lo que no era,yo era un reo acusado de delito de alta traición,a pesar de que no había hablado nunca con muchas de ellas...
-Lo que hubiera dado,padre, por estar allí...

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