jueves, 14 de octubre de 2010

La vida en la memoria...(74)

74

El dinero tambien,esto antes no lo dije,aparte el esplendor,genera odios africanos y rompe familias,amistades,destroza lo más sagrado,porque el dinero tantas veces es la puerta,el conducto directo que nos lleva al poder,a la soberbia,a la entronización del ego y finalmente en tantos casos,a la estupidez supina.Digo todas éstas cosas,porque yo,para evadirme de mi realidad,me pasé varios años auscultando toda la correspondencia de mi padre,hasta que me harté claro,porque llegué a saturarme de esa personalidad tan compleja y ambigua como fué la de mi padre.Mi padre era como una montaña rusa,a veces arriba,en el cielo,otras abajo,en el infierno y la desesperación;lento hasta la parsimonia,acelerado como un cohete cuando estaba eufórico.Ahora se diría que mi padre era un bipolar,pero mi padre no era más que un ser sensible,lleno de miedos y contradicciones,tambien lleno de arrojo,un arrojo a veces suicida.Yo creo que mi padre no le dejaba indiferente a nadie.Pero de todo se cansa uno y yo,superado mi dolor,instalado ya en la resignación,me fuí alejando de una persona que cada vez entendía menos,una persona que no compartió mi infancia,mas que por terceros interpuestos y cuando ya nos encontramos,yo me alegré mucho y le quise bien,pero mi padre no formaba parte de mi pasado y yo el amor paterno lo ví reflejado en Waldemar Grudzinski,en Stefan Majewski,mi buen Stefan,en Henryk Zanussi,el profesor o en mi padre de adopción y padre de Mariola,Józef Majcherczyk,el humilde carpintero de la calle Fabriczna,(pared con pared su taller con el taller del zapatero Enger),vecino de mi madre.Mis abuelos españoles se me perdían en una niebla,en una nube de desconocimiento y mis tíos,a los que traté tan poco,me parecían seres extraños,a los que yo no lograba relacionar con mi padre,de lo poco que se parecían.Aburre tanta genealogía y al final solo queda la genealogía del amor y del cariño,el retorno permanente a la infancia y lo que allí vivímos,el único espacio sagrado y allí solo estaban mi madre Ania y una mocosa atrevida que se llamaba Mariola.Halina, a veces,sentada en un sillón enfrente de mí,en mi pequeño despacho,me observaba en silencio y como me veía tan enfrascado,a veces me decía:
-Janusz,estás buscando petróleo...
-No,Halinita,guapa,solo trato de saber quien soy...
-Pues cuando lo sepas y le encuentres,dile que no me vuelva a follar por el culo,no sea que se convierta en una costumbre...y yo rompía en una gran carcajada,dejaba todos los papeles y le decía...:
-Halina,a los hombres nos gusta entrar por todos  vuestros agujeros,por todos los poros,es como si estuvieramos buscando la piedra filosofal,escondida en vuestras entrañas...
-Sí,pues en mi culo,lo único que vas a encontrar es mierda,como escarbes mucho,el oro solo lo tengo en mi coño... y nos reíamos,nos reíamos con ganas y yo me daba cuenta que Halina tenía muchas salidas,muchas poses de Mariola,Halina era como la hermana pequeña de Mariola, por eso la quería tanto,porque además me hacía reir,me sacaba de golpe de la melancolía y me instalaba en la vida.A veces entraba Zenobia con el té y nosotros la arropábamos con una gran sonrisa,para que no se sintiera excluída...
-Zenobia,eres un encanto,a que sí,Halina...
-Menuda suerte tienes tú,Janusz,lo que tiene que aguantar la pobre Zenia...y Zenia se encendía como una manzana roja, llena de brillos y reflejos,orgullosa por los halagos...

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