martes, 13 de septiembre de 2011

La vida revelada (24)

...y sín saberlo,esa primera Navidad fuera de España,fué el inicio de mi descoloque personal,pero esto lo supe bastantes años más tarde.Yo me veía en tierra de nadie,haciendo filigranas para contactar con mi agente de Madrid y recibir dinero de Suiza,y fue Cecylia,una vez más, la que facilitó las cosas,aunque no gratis claro,porque hubo que untar como me dijo Cecy;porque aquí,Gonzalo,me aclaró Waldemar,si untas de grasa "no problem,¿capisci?"...
-Pues vaya comunismo de los cojones...
-Habla más bajo,hombre ...guarda las formas...
-Lo que tú digas,Waldemar,yo, lo que tu digas,ya lo sabes...que para eso vas para diplomático...El Vístula se heló para no variar,según me dijo Ania y algunos chavales patinaban sobre su superficie blanca,que dañaba los ojos,hasta que aparecía una patrulla de la Milicjia y los patinadores se hacían los locos,pero huían con gran destreza hacia la orilla de Praga...donde ya les esperaba otra patrulla,jaja, y una buena multa.
Yo a veces ya no sabía ni quien coños era y solo el vodka me daba un poco de lucidez, y me decía a mí mismo que me había equivocado de país,a pesar de Anna...:"Suiza,gilipollas,lo tuyo es Suiza,Zurich o Lucerna,por ejemplo,a pesar de las rubias tan antipáticas,te has metido en una ratonera,ya me lo dijo mi madre,que de tonta no tiene un pelo"...,pero no por causas políticas como ella pensaba,sino porque me sentía atrapado y pasar la frontera cada vez me daba más miedo.Yo estaba interiorizando sín darme cuenta el miedo,un miedo sín nombre,absurdo,pero que flotaba en la atmósfera,un miedo que me decía: tú estás de la raya para acá y el telón no es que fuera de acero,era de una pasta irrompible,mezcla de absurdo y paranoia,mala leche por todas partes y uniformes por todas las esquinas...y me dí cuenta que hasta los perros ladraban con mucho respeto y cuando convenía...Y el oeste desapareció como por arte de magia y la televisión solo hablaba ruso,con algunas concesiones al patriotismo nacional.Yo era un camarada más y me acordaba de los campamentos de Falange,donde todo el mundo era camarada....Y claro,estaba ya de camaradas hasta el gorro y me iba alcoholizando poco a poco,para no desentonar,mientras Ania me miraba con resignación y se callaba.El profesor entonces era mi báculo,como suele decirse y yo pasaba más horas en su cuarto que en el de Ania.La cosa cambió un poco,cuando los bajos de la casa,en la Idzkowskiego,se convirtieron de un día para otro en una guardería,como la cosa más natural del mundo y yo me pasaba horas asomado a la ventana viendo a los niños jugar,ajenos al mundo y sus miserias;la infancia,como único lugar sagrado...Por la noche,sín falta,soñaba con el camarada Nikita Jhrushchov y a veces me despertaba gritando:"¡mamá,mamá!"...la madre...

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