martes, 13 de septiembre de 2011

La vida revelada (23)

Y la Navidad se nos echó encima.Yo tenía cierta aprensión a salir del país por miedo a que no me dejaran entrar de nuevo.Mandé un telegrama a España,que luego supe que a mi madre le sentó a cuerno quemado:"querida familia.stop.imposible pasar navidad Madrid stop curso muy avanzado stop abrazos a todos stop gonzalo que os quiere stop(mandar naranjas)stop  apartado correo 34 22 1011 stop"...La respuesta no tardó,esta vez de parte de mi padre:"acordamos mucho de tí stop tu madre gran disgusto stop feliz navidad stop tu padre stop un abrazo stop (las naranjas son de las mejores stop)".Y Ania me preguntó si de verdad estaba seguro de lo que hacía:
-¿Porqué no vas unos días a España?,yo voy a seguir aquí...
-Y si no me dejan entrar,qué...
-¿Y por qué no? ...
-Ya te conté mi entrada y gracias a Cecylia no hubo problemas...
-Tu verás,yo no digo nada... Y aquí,en Varsovia fue donde descubrí que odiaba la Navidad,no por nada especial,puede que pensando que no había nada que celebrar.Mi gran sorpresa fue ver las iglesias llenas y  cómo el gobierno felicitaba las fiestas sín hacer mención a Cristo ni a su parentela,eso sí,con mucho despliegue de Milicja.Los funcionarios de cualquier clase lo tenían prohibido,especialmente militares y policia:pero se toleraba,como se tolera la travesura de un niño,para no encrespar los ánimos...Y el pavo madrileño y las pechugas de pollo,la sopa de cardo y los turrones,se transmutaron en carpas enormes,que la gente metía en la bañera hasta el último momento,en el barszcz o sopa de remolacha roja,en repollo,ensaladas,arenques...y tartas caseras.Aquí,a pesar de que Jan Sobieski III  liberó Viena de los turcos,la iglesia no había dado bula o dispensa para  comer carne en Navidad.La mesa era una exposición de platos,hasta doce como manda la tradición, y el vodka corría que era una delicia.Dos días bañados en alcohol,porque aquí el 26,San Esteban, tambien era fiesta.Y a pesar de la tajada tremenda,Ania no me dijo nada,hasta el veintisiete claro...que hubo algunas palabras.El profesor nos hizo una especie de turrón de almendras al estilo alemán y mis naranjas desaparecieron misteriosamente en la oficina de correos,allí nadie sabía nada de una caja de naranjas,lo que fue motivo de gran cachondeo:
-Oye,Gonzalo,¿tú estás seguro de que te mandaron naranjas?...
-Palabra de mi padre,joder...
-Entonces es que la funcionaria no te ha entendido ...
-No empecemos,que fui contigo,Ania,te aviso...
-Ya,pero como solo hablaste tú...entonces, la melodía del acordeón de Enger,con el "Sto lat" y el reparto de un trozo de oblea bendecida,apaciguó los ánimos,que a mí se me empezaban a calentar,jajaja....





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