martes, 15 de septiembre de 2009

La vida perdida (XII)

Llevo cerca de un año en éste colegio con rejas en las ventanas.Me trajo la policia con un señor de la embajada de Polonia,el señor Waldemar,que me explicó,que yo no podía estar sólo,sin papeles y sin familia,en un país extranjero,que haría gestiones a ver si encontraba a mi padre o algún familiar que se hiciera cargo de mí.Aquí como muy bien y jugamos al fútbol todos los días con un balón de reglamento,de verdad y me acuerdo de los bocadillos de calamares que me daba la señora Concha en la estación de trenes(los doce días más largos de mi vida)Tambien me acuerdo de los balones rellenos de trapos y cosidos con gomas,que nos hacía el señor Enger, el zapatero de la calle Fabryczna,allá, cerca de la Górnoslaska,con ese balón nos íbamos a jugar a Agrykola,junto al estadio del Legia.¡Que cosas!y yo aquí,aprendiendo a hablar en español y cuando me enfado con los compañeros,les insulto en polaco y así no se enteran,ja,ja(pierdol sie,glupi,skurwy syn...).Si mi madre me oyera,ya me habría puesto bien el culo por hablar mal...
Madre,un día seré algo grande y estarás orgullosa de mí(esto lo pienso todas las noches,en la cama,cuando nos apagan la luz...)

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