domingo, 11 de octubre de 2009

La vida perdida (CXXXI)

...Cecylia nos ha preparado una comida riquísima,de las grandes ocasiones y yo toco con mi rodilla la rodilla de Mariola y saltan chispas,a cada contacto yo me empalmo como hacía tiempo no me empalmaba y le he dicho a Waldemar:
-Oye,tío, porqué no nos acercas a Róza,ahora,cuando acabemos,necesito estar a solas con mi hermana...Mi hermana calla y baja la cabeza...
-Claro,dejanos que acabemos el café...
-Gracias tío....Y nada más cerrar la puerta,en la casa de Róza,Mariola me ha tumbado en la cama con mucha delicadeza y yo sé que me va a follar como entonces,como en el verano de 1977,bueno,mejor porque Mariola es más mujer,tiene otra hechura ahora y ahí estamos,a conciencia,fabricando el hijo que vamos a tener,sín pensar en otras cosas,en sus consecuencias,estamos invadidos por una furia antigua y nos hacemos el amor,deprisa,despacio,borrado el tiempo,anulados todos los relojes y ahora sí,ahora nos hemos mirado de nuevo,y los dos sabemos que estamos enamorados:
-Janusz,te quiero,para siempre,te lo juro,te voy a querer toda la vida...
-Yo tambien Mariola,mi hermana del alma,vamos a vivir un gran amor...

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