...qué dificil me resulta hablar de todo esto,de esos años concretos,cuando mi pequeño Janusz andaba por los cuatro,cinco años...Yo ponía en un platillo de la balanza Suiza,Zurich,Ilona,las fiestas,las amistades nuevas,tan maravillosas y epatantes,el brillo...y en el otro mi hijo,Varsovia,mi mujer,España,mi familia,mis orígenes,las charlas con Henryk...no había color,pesaba más el platillo de mi hijo...pero yo,terco,erre que erre, perdí la gran oportunidad y me fuí distanciando de lo mío para agarrar lo ajeno,una grieta moral se había abierto dentro de mí y yo como no era tonto me dije:esto lo pagarás,por cabrón...y llegué a avergonzarme y me sentía cohibido delante de mi hijo,un niño...y no volví a verle hasta el día de su primera comunión...pero eso fue más tarde...Fue una época dificil,con nubes y claros,por decir algo...muchas noches soñaba y yo llegué a cogerle el tranquillo a los sueños y aprendí a retenerlos,eran sueños absurdos,donde yo me veía impotente,paralizado y luego,cuando los recordaba de día,,un hormigueo se metía por todo mi cuerpo y me llenaba de un pánico,mezcla de placer y terror...sueños sín sentido pero que me delataban y me conectaban con el terror de los ancestros,no se como explicarlo mejor...Este vértigo tuve tiempo de analizarlo en un nosocomio a las afueras de Madrid,con paisajes de secarral y tapias,rumor de esquilas de ovejas y televisor en blanco y negro,entre rostros babeantes sín afeitar y chuscos de pan...por las noches,las luces de las salas de fiestas y los smoking,los vestidos largos y los porteros con puños blancos bajo sus chaques abriendo portezuelas,entre risas de un carmín subido venían a visitarme y cuando habría los ojos,el tonto de turno me enseñaba su boca desdentada como en la pelicula de Buñuel...y ahí estaba,pegado a mi cama,real como la vida misma,porque se había quedado conmigo...dios...
martes, 17 de enero de 2012
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