domingo, 18 de octubre de 2009

La vida perdida (CXXXIII)

...mi madre se ponía un vestido de flores,ceñido a la cintura,unos zapatos bajos,como de bailarina,el pelo recogido con un bonito alfiler y toda ella era armonía,delicadeza,la sonrisa permanente y franca,abierta,siempre lista para la carcajada y yo me ensimismaba mirandola y me sentía feliz.Mariola,con sus cuatro años,como una cotorra,sin parar de hablar:
-Tía Ania,qué les pasa a los pavos,por qué gritan así...
-Están enamorados Mariola y por eso abren su abanico,para que se fijen bien en ellos...
-Pues a mí uno casi me da un picotazo,casi le tiro la piedra...
-Porque no puedes acercarte así a ellos,se creen que les vas a quitar sus pavas...
-A sí...
-Claro,tonto,no ves que están enamorados,a que sí Ania...
-Eso te lo ha dicho mi madre,que tú no lo sabías...
-Pues sí que lo sabía,a que sí tía...
-No os peleeis,venga vamos a correr,el que llegue antes a la Isla,se lleva un premio y Mariola y yo nos dabamos patadas en el culo de lo que corríamos...

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