domingo, 18 de octubre de 2009

La vida perdida (CXXXVIII)

Mariola está tumbada en la cama,con los auriculares puestos y yo la miro en silencio,con disimulo,está guapa Mariola,sus rasgos se han dulcificado,tiene buenos mofletes y esa nariz grande y afilada que tanto me gusta,la boca grande y los labios carnosos,los dientes que a mí me hubiera gustado tener.Del jersey apenas asoman dos puntas,el pecho de niña de Mariola y las piernas,unas piernas largas,interminables...Me estoy poniendo cachondo,pero Mariola no está para juergas últimamente,me tiene a seco,está mimosa, como una niña pequeña y eso me pone todavía más...y miro sus ojos de miel oscura con largas pestañas,esos ojos de mineral,el ámbar del báltico en sus ojos y sus manos grandes,largas,con las uñas bien hechas...
-Dame fuego,Misku...Es la primera vez que Mariola me llama así,así me llamaba Halina,Misku mój,osito mío,y yo no sé si el amor va unido inevitablemente a la cursilería,pero no me molesta que Mariola me llame así ahora...
-Oye,Mariola,que me estás poniendo como una moto...
-Qué dices,Janusz,no empecemos,que parece que te ha picado un alacrán ahí abajo...
-Mariola,porqué eres tan guapa....Mariola sigue leyendo,hace que no me ha oído...

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