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A mi hija Cecylia la mataron para robarla y la echaron al río una tarde de enero,su cuerpo apareció flotando junto a un bastidor.Llevaba en los bolsillos un billete de diez zlotys y algunos céntimos,mal negocio,mi hija nunca llevaba un duro.Mi hija Cecylia era bastante descuidada y temeraria,se cogía los bártulos de pintura y se iba a pintar y si tenía que ser anocheciendo,para captar esa luz concreta,pues anocheciendo,pasandose al lumpen que se enseñoreaba de los lugares vacíos "por el virgo",como ella me decía.Yo no sé cuantas veces me cabreé con ella y el día que la mataron no me dió la gana acompañarla,hacía un día de perros y quería que entrara en razones...no hubo forma...Mariola no me lo perdonó nunca,me echaba la culpa constantemente y enloqueció...
Fueron los años más duros y amargos de mi vida,yo solo podía llorar a mi hija en silencio y ya no estaba Cecylia Grudzinska para apoyarme...Todavía rebotan en mis oídos los gritos de Mariola,cuando se la llevaron a un hospital,cerca de Kampinos:
-¡Asesino!,¡asesino!...mi amada Mariola,mi hermana del alma,mi mujer,se despidió así de mí,qué desastre la hostia,ni cuando se suicidó mi padre he sufrido tanto...en fín,son las cosas de la vida y ya tengo tal coraza que todo lo miro con indiferencia,sobre todo los malos recuerdos y yo era Janek el sensible,qué cosas...
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