miércoles, 25 de agosto de 2010

La vida en la memoria...(7)

7

Tengo en mis manos arrugadas y huesudas la Luger calibre 7,65x22 Parabellum con la que se mató mi padre Gonzalo Ahumada Asiaín en El Espinar,Segovia,un modelo antiguo,a saber donde la compraría,mi padre era imprevisible,todavía hoy,con mis noventa años,no sé nada de mi padre.Seguramente esa tarde le entró el muermo de la vida y se dijo,a tomar por culo,despues de beberse unos vasos de vodka y sin darle transcendencia,en cien años todos calvos,se diría y me entra la risa de viejo,esa risa diabólica que tanto miedo le da a Zenia...
-Por dios,señor Sobieski,esconda eso,que las carga el diablo,con el pulso que se gasta usted...A mí Zenia solo me llama señor cuando la entra el canguelo...
-No tiene balas,Zenia,por dios,que tú pasaste la guerra,no me fastidies...
-El diablo le lleve,que cruz,Señor, que cruz ...Y Zenia se santigua y se va a la cocina...Y me río porque cuantas veces yo de joven me juré no llegar a viejo.Recuerdo que en el atestado judicial ponía accidente con arma de fuego.Mi padre...tengo que hacer esfuerzos para acordarme de su cara y como me sobran los días y la vejez es un ejercicio permanente de hacer memoria,me levanto del gastado sillón y me voy al escritorio y allí rebusco hasta que encuentro la única foto que tengo de mi padre y llamo a Zenia:
-¡Zenia!,¡Zenia!,ven...
-Que pasa...
-Mira que bien parecido era mi padre...
-¡Matko Boska!,señorito,si ese es su abuelo Agustín...
-Amos anda,a mi me vas a decir que éste no es mi padre...Y Zenia se va mascullando por el pasillo...



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