miércoles, 23 de septiembre de 2009

la vida perdida (XXXII)

...Son cerca de las cinco de la mañana y aquí estamos,paseando por la playa desierta,Kafka no para de correr,de jadear,de ladrar,se le ve contento y mi padre y yo con una cogorza de mucho cuidado.En resumen,aquí el único que se desayuna de nuevas soy yo,el listo,el enterado,al que no se la pega ni diós...Mariola se va ha enterar,eso fijo y el señor Józef porque ya está criando malvas...,y Waldemar,todos al cabo de la calle y yo como un gilipollas,piando por mi padre y todos callados como putas,por deseo expreso de éste señor:se enrolla bien,tiene labia mi padre y resulta convincente y cada vez que le miro de refilón,me veo como un calco de él,solo que yo bastante más pardillo a su lado,para qué negarlo.O sea,que yo he estudiado,yo he vivido bien,sin saber que mi padre le mandaba dinero todos los meses a Józef Majcherczyk, a través de Waldemar,de la embajada en Madrid.
-...Bueno,padre,todo eso no cambia nada,para mí sigues siendo un cobarde,tú y tus malos rollos,tú y tu hastío de la vida,qué romántico,joder...
-Piensa lo que te dé la gana,Jan.Lo he pasado muy mal y aquí se vivía de puta pena,yo quería otro futuro para tí,algo diferente,ya sé que has sufrido mucho,y qué,¿te arrepientes de lo que has vivido?...

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