jueves, 10 de septiembre de 2009
La vida perdida (III)
Luego me enteré de que había una avería.Eran las tres y veinte de la mañana y yo estaba acartonado,entumecido de frío y de hambre,y al bajar al anden me despejé totalmente,era como estar en la orilla del Vístula de la rasca que hacía.Las dos primeras personas que conocí en España fué allí,en la estación de trenes de Ávila.Uno se hacía llamar"el pistolero barato",te decía:"yo soy el pistolero barato,hago así con los dedos,¡pum,pum! y te mato,jajajajaja."Al otro le llamaban "el niño de la estación" y era huérfano,huérfano de verdad y con papeles,no como yo que encima era extranjero.Yo solo decía "sí,claro",que era lo único que sabía decir y solo años más tarde comprendí de que hablaban esos dos personajes.Una cosa que me llamó la atención del pistolero barato,era que siempre acababa la famosa frase con"jajajajaja",nunca decía jajaja o jaja,jaja..y lo decía muy seguido y sin entonación.Al niño de la estación,todo el mundo le llamaba niñolaestación.Vivía en un vagón destartalado,en una de las vías muertas y se pasaba el día pegado al radiador,con el moco colgando.De vez en cuando,algún taxista del turno de noche,se le acercaba con mucha sorna y le soltaba:"eh,tú,niñolaestación,apartate de ahí,que te vas a enfriar..."El niño de la estación era tonto,pero tonto de cojones,eso lo supe tambien más tarde...
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