martes, 29 de septiembre de 2009

La vida perdida (LXXVI)

Por mi amigo Roman, compañero de profesión,he conseguido la traducción de un par de libros,lo justo para tenerme un año distraído de otras cosas.Dentro de lo que había,he podido elegir y no he dudado:"El astillero" de Onetti,que tiene su complicación y otro librito de Italo Calvino "El baron rampante",así compenso uno con otro.Estamos en Marzo 1998 y me van a dar por las dos traducciones trescientas cincuenta mil pesetas al cambio,si lo quieres bien y si no lo dejas y plazo cerrado de entrega para Mayo de 1999.Bueno,a mí me gusta trabajar así,a mi aire,yo me organizo y cuando tengo que apretar,aprieto.Sólo ahora ,siento no haberme despedido de mi padre,me habría servido de gran ayuda,pero bueno,yo sé que si le llamo,no me va a decir que no,eso lo sé.Y ya veremos si no me atasco y me empieza a entrar el canguelo,traducir a Onetti es muy complicado,pero yo me las gasto así,por impulsos.Hace varios meses que no piso por el cementerio,bueno,no piso por cualquier parte de Varsovia,donde yo imagino que pueda encontrarme con Mariola,y no es miedo,es una sensación desagradable,de que algo entre nosotros se ha roto,o yo lo he roto,eso es lo de menos,pero yo estaba ya hasta el gorro de la historia de la boda,y a Mariola se la fué la mano y ella lo sabe...

No hay comentarios:

Publicar un comentario