jueves, 24 de septiembre de 2009

La vida perdida (XLIII)

Hoy,mi hermana,como el que no quiere la cosa,ha dejado caer,que qué bonito sería que Halina y yo nos casaramos en Santa Ana,en la Krakowska,al lado de la ciudad vieja, y luego un coche de caballos nos lleve de paseo a Lazienki...Yo,como el que oye llover.Ya le dije a Halina que nos casamos,sí,pero en el juzgado y si quiere ir de blanco,pues que vaya de blanco,pero a la iglesia no,y porqué,pues sencillamente porque no me sale de los cojones...Mi hermana tiene mucha influencia sobre mí,pero sabe que hay cosas,terrenos,en los que no se puede meter.Yo ni me he molestado en contestarla y Mariola a tomado puerta,eso sí,al pasar me ha despeinado,pues qué bien Marió...Bastante tengo,con la que tengo y mi padre todo el santo día por ahí,como intentando recuperar los años que no volverán nunca más,se ponga como se ponga.Tiene narices,toda una vida y el señor no asoma por la puerta de casa,y solo cuando está ya un poquito bien,cuando se ha trincado sus vasitos de vodka,se me pone tierno y esas cosas,cosas de las que se arrepiente al día siguiente,nada más levantarse.Lo que daría madre,porque tú estuvieras aquí ahora,esto iba a ser muy diferente, pero...
Hoy me largo de putas,eso fijo,aunque sólo sea para joder...a mi hermana.

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